FRIKIS CONTRA OENEGEROS
A propósito de este corto que ha conseguido amores y odios a pares, nos hemos atrevido a escribir un poco sobre algunos prejuicios cinematográficos tan inocentes a priori como destructivos en la práctica.
Durante el tiempo que llevamos cineando por diferentes lugares, nos hemos ido encontrando con personas que desde puntos de vista muy opuestos, han coincidido en formas y juicios.
Por un lado tenemos a Los Frikis (Freakies o como quieran). Son seres que quizá, a costa de no ligar en su juventud y sentirse desplazados en clase por su físico, se sumergieron bien en comics, bien en libros de la Dragonlance, en videojuegos o en los últimos años, en foros especializados de la red. Podemos encontrar muchas variantes de frikis, desde otakus hasta fans de la WWF, pero en general se engloban como unos consumidores de ocio de países del primer mundo, y a menudo, por seguir con los tópicos, son varones con algo de sobrepeso y barba. Respecto al cine, son amantes del cine de acción/terror, fantástico y del ánime. De igual modo rechazan y desprecian películas que traten de lleno un tema social, tenga alguna intención didáctica o vaya más allá del mero espectáculo o evasión.
Al otro lado del espectro tenemos a Los Oenegeros. No son esos que te paran por la calle para que te hagas de Intermón (esos no son voluntarios, son currantes que cobran por captar clientes). Hablamos de aquellos que valoran una obra por el nivel moral de su mensaje más que técnica o estéticamente. Los Oenegeros se apuntan al cualquier mani sin meditar dos veces si realmente les importa el tema y a veces llevan una chapa de Salvemos a las ballenas. Curiosamente, son como los frikis: ambos grupos pertenecen a clases sociales acomodadas, sólo que éstos últimos tienen cierto sentimiento de culpa que alivian apuntándose a Greenpeace o llevando una mantilla palestina. Respecto al cine, también hacen lo mismo: desprecian las pelis de violencia gratuita, sin sentido social o humanístico y consideran que el cine debe ser ante todo un compromiso, una forma de educación y es un deber aprovechar ese poder adoctrinador para mejorar nuestra sociedad.
¿Con quienes se quedan ustedes?
¿Nosotros? No sabríamos decirles. Quizá seamos un poco frikis y un poco oenegeros. Nuestros cortos son variados; algunos exageradamente didácticos y otros de suspense, comedia o terror sin más. Es por ello que hemos recibido alabanzas y piedrazos de ambos bandos según de quién y con qué obras.
Todos necesitamos el cine de género, de evasión, para divertirnos y relajarnos de nuestra rutina diaria. Para preocuparnos ya tenemos las noticias. Pero también creemos que si además de entretener, hay un cierto sentido de las cosas, si detrás de una peli hay intenciones, opiniones, personajes con profundidad y críticas al mundo que nos rodea, la obra será más completa. Es posible entretener y mostrar una opinión al mismo tiempo.
¿Por qué conformarse con sólo una parte de lo que nos ofrece el cine y menospreciar la otra? Hay tantos ejemplos de grandes películas que son capaces de contentar a todos, que ni siquiera les molestaremos poniendo uno.
Ya que nos atrevemos a criticar los prejuicios ajenos, debemos reconocer en una segunda lectura que este post está plagado de los propios. Así que no se lo tomen muy en serio.
Pero ya que hemos empezado haciendo referencia a un corto friki disfrazado de oenegero, vamos a acabar con un caso contrario: una obra oenegera disfrazada de friki.