CARTA A LA SEÑORA MINISTRA



Estimada señora Calvo;
un humilde sevidor se atreve a escribirle con la total seguridad de que vd. nunca leerá estas palabras.
Así pues, consideremos estas líneas como una expresión de deseos que perfectamente podían ir dirigidos a la Paz, la Igualdad o cualquier otro ente abstracto inexistente.
Mi primera reflexión, como muchas, es una obviedad y por ello no me llevará más de unas líneas: debemos partir de la realidad de que el cine español no es ni probablemente sea jamás una industria desarrollada en expansión. Podríamos hablar de taquilla, de subvenciones o de cualquier otra cosa que demostrara la casi nula rentabilidad de casi todas la películas. Quizá la demostración de dicha afirmación es que esta carta no va dirigida al Sr. Clos.
Pero no me malinterprete; yo no soy de aquellos que grita en contra de los cineastas que trabajan porque la Aministración les da dinero. También reciben dinero muchísimas empresas porque no son rentables: desde el agricultor de olivos hasta la mismísima multinacional Ford.
Y si el cine español no es una industria rentable, será (y verdaderamente es) un arte necesario para mantener y promover nuestra cultura, nuestros valores e ideas, como el teatro, la danza o la música. A los americanos les funciona muy bien con el cine. La gente conoce mejor Nueva York y las costumbres norteamericanas que las propias. Claro, es que ellos son industria en expansión.
Total, que para variar me voy por las ramas y no me centro en lo que venía a decirle. No es ningún secreto que algunas de las mejores leyes que se han aplicado en los últimos años son adaptaciones de leyes creadas en países vecinos, y que aquí funcionan. El matrimonio gay y el carné por puntos son mejoras sociales para una parte o toda la sociedad. ¿Y esto qué tiene que ver? Luego lo sabrá.
Ahora volvamos a nuestra realidad cinematográfica: la mayoría de las películas españolas no se estrenan, pero vds. siguen pidiendo copias en 35 mm. De las que se estrenan, la mayoría de películas españolas no pasan del primer fin de semana, y sus copias, valoradas en milllones de pesetas, quedan olvidadas enlatadas en productoras o en filmotecas.
¿A dónde quiero llegar? Ya lo saben todos: la Distribución y Proyección Digital. Le recuerdo algunas ventajas:
  • Ahorro económico brutal en transporte, manutención y sobretodo duplicado de las copias. Todo esto costaba en una película decenas de miles de euros. Ahora es prácticamente gratis.
  • Calidad de la imagen insuperable en todas las proyecciones: sin rayaduras, polvo, desgaste o pelos. Una imagen tan nítida como el cristal.
  • Facilidad de manejo en la proyección. La pellícula es descargada a un disco duro, y le da al PLAY. Nada de cargar con 3000 metros de cinta para cada film. Nada empalmes, ni de máquinas aparatosas.
  • Portabilidad mejorada; puede llevar las películas y el proyector enun maletín a la última aldea perdida.
  • Sistemas antipiratería: la distribución de películas digitalmente significa que éstas pueden ser encriptadas antes de que salgan de los estudios, que se distribuyan directamente vía satélite para luego ser desbloqueadas en los propios cines a través de un software específico. Desde luego, no hay nada que un buen hacker no pueda crackear, pero está claro que el celuloide no es una solución.
  • Más flexibilidad en los cines: un servidor puede proyectar a varias salas a la vez, y puede cambiar la programación al instante si le conviene. Algo impensable antes.
  • Ampliación del concepto del cine a otro campos que antes eran impensables. Captación de nuevos clientes-espectadores. ¿Cómo? Podemos transformar la sala y proyectar cualquier cosa que sea de interés colectivo: deportes, conciertos, fiestas, apuestas, propuestas educativas o películas que hace 40 años que no se proyectan.

¿Y para qué suelto yo todo esto cuando la mayoría de los que estén interesados ya lo saben?

  • Porque todo ese ahorro puede invertirse en más salas de proyección, en que todo cineasta pueda encontrar un circuito estable de largos (como hay actualmente con los cortos y festivales) que, con un coste mínimo, asegure la distribución de largos españoles que se están quedando en un cajón cada año.
  • Porque a nosotros también nos toca. Cuando un servidor quiera hacer un largo, querrá que le den al menos la oportunidad de que la gente lo vea, para tirarnos flores o piedras. Yo y cientos de cineastas que necesitamos de ese cambio para rehacer el encorsetado sistema de distribución cinematográfica que no nos deja un pequeño hueco ni la opción de proyectar en salas de cine.
  • Porque no perjudica a los multicines comerciales. Ellos pueden poner Scary Movie X, que yo me iré a ver Ficció o cualquier otra peli de calidad española que apenas tiene cabida en las carteleras.
  • Porque como me temo vds. no quieren arriesgarse, y se fijan en lo que hace el vecino, ya no tienen excusa: los ingleses ya han pensado en todo lo que le he escrito y se han puesto manos a la obra. Están construyendo la mayor red del mundo de salas de cine digital para poder proyectar películas de cosecha nacional. Aquí el original en Ingliss. Aquí resumidito en castellano.

Bueno, sabiendo de antemano que llevaba una Ley de Cine entre las manos, he pensado que quizá debería interesarle el tema y ponerse un poco al día.

Se le saluda repetuosamente.